Las Perlas de California

Home
Gastón Vives, sus orígenes
Obras de Víves para La Paz
Víves, el empresario perlero
La catástrofe

Por:  Gregorio Kennedy

 

 Gastón J. Víves Gourieux es reconocido como el primer ostricultor y comerciante de perlas en el país y tal vez a nivel mundial y entre otras cosas, por el perfil de sus estudios y por las actividades a las que se dedicó en vida, podría ser considerado como un precursor de la ecología a finales de 1800 y principios de 1900, cuando todavía este término ni se acuñaba ni se pensaba y entendía como una materia de estudio.

En torno a la vida de nuestro personaje giran muchos mitos y leyendas no comprobadas algunas de ellas como por ejemplo el lugar y fecha exacta de su nacimiento, pues hay varias versiones y una de ellas afirma que eso podría haber sido hacia la segunda mitad de 1859 en la ciudad de San Francisco, California.

Por otra parte hay quienes dicen que su nacimiento ocurrió en 1855 en San Francisco y que a los tres años de edad se trasladó con sus padres los señores Juan Víves y Marie Anne Gourieux (ambos de nacionalidad francesa) a vivir al puerto de La Paz por ser una ciudad apacible y tranquila. La tercera versión acerca de su origen viene fundamentada en el pasaporte expedido en la ciudad de La Paz con fecha de 30 de mayo de 1900 y que usara en vida don Gastón (actualmente en el archivo privado de la familia Víves) que afirma que fue mexicano y que, efectivamente, nació en la actual capital de Baja California Sur.

Es importante hacer notar que Gastón J. Víves Gourieux llegó a ser uno de los hombres más prominentes y acaudalados de su tiempo, al haber consolidado un emporio económico devenido de la explotación y venta de perlas que el mismo cultivaba en los mares sudcalifornianos y vendía en Europa y Nueva York.

Don Gastón incursionó en distintos ámbitos como la agricultura, la ganadería, la minería, la pesca y el comercio. Llegó a ser empresario propietario de barcos de vapor dedicados al transporte y carga entre los puertos de Mazatlán y La Paz. También se dedicó a la política con bastante éxito, lo que al parecer no le perdonaron algunos personajes como Miguel L. Cornejo uno de sus principales detractores y enemigos que siempre buscó humillarlo y vencerlo a como diera lugar, como aquí lo relataremos más adelante.

En 1877 don Antonio Ruffo fue electo presidente municipal de La Paz al tiempo que era entonces el comerciante más prominente de Baja California Sur, época en que el entonces joven Gastón se apenas encontraba estudiando en la ciudad de Paris.

Gastón J. Víves tuvo dos fases importantes en su vida, una como prominente empresario y otra como funcionario en la administración pública. Actualmente se cuentan con testimonios de su gestión como diputado de minas del Distrito Sur de la Baja California en 1890, así como presidente municipal cargo al que fue designado en enero de 1894,  lo anterior puede consultarse en documentos del Archivo Histórico del Gobierno del Estado.

En 1893 Víves fue propuesto como agente consular del gobierno de Italia debido a su excelente reputación, su refinada educación y además porque hablaba y escribía fluidamente en francés e inglés y español. A partir de enero de 1894 asume, a los 35 años de edad la presidencia municipal de La Paz, segundo puesto en importancia y de poder político del gobierno territorial de Baja California Sur.

A Gastón Víves lo recuerdan quienes le conocieron como un hombre recto, de una muy sólida reputación moral, como buen político y excelente administrador de los recursos financieros. Además comentan que como patrón fue un hombre muy reservado, ordenado, meticuloso, estudioso y trabajador, muy diferente a los patrones de la época que buscaban tener empleados incondicionales bajo situaciones laborables opresoras, tal y como se estilaba en esa época bajo el poder dictatorial de Porfirio Díaz, Presidente de México.

pearl2.jpg
Por su calidad, conocidas como las más bellas del mundo.

pear4.gif
Se vendieron en los Estados Unidos, Francia y Alemania.

pearl5.jpg
El cultivo y tratamiento de la madreperla, todo un arte.